Cómo ayudar a las abejas y proteger sus ecosistemas

No solo de su trabajo depende el bienestar global del ecosistema, sino que, por si esto fuera poco, además de la miel, su producto más popular, también se encargan de que podamos incorporar a nuestra dieta arándanos y calabaza. Hablamos de las abejas y, desgraciadamente, no con el ánimo que deberíamos, ya que su supervivencia cada vez se está viendo más afectada por el cambio climático y la desafortunada intervención del factor humano. Si tienes cierta conciencia climática o no te despegabas de la tele cuando salía la abeja Maya, repasa nuestros consejos para saber cómo ayudar a las abejas y proteger sus ecosistemas. 

Cómo ayudar a las abejas

Como la premiada película de Estibaliz Urresola Solaguren, en el mundo existen 20.000 especies de abejas, entre ellas, las más conocidas son las melíferas, o abeja europea. Si piensas en una abeja, sin duda, se te vendrá a la cabeza esta: producen miel, viven en una colmena y tienen una jerarquía muy definida: reina, zánganos y obreras. Pero esta abeja doméstica no es el único tipo de abeja que existe. En áreas muy pobladas de este insecto, como es el caso de América del Norte, el gobierno de México declara que el 85% de ellas no viven en colmenas.

Dentro de esta biodiversidad, las abejas aportan muchísimo al ecosistema en el que vivimos y puede que no seamos conscientes del papel que cada una de ellas desempeñan, empezando por la polinización. Sin ellas y su trabajo de polinización cruzada, acabarían desapareciendo dos tercios de los alimentos que consumimos en nuestro día a día. Así que, si no es por altruismo y respeto al medio ambiente, que sea al menos para mantenernos como estamos.

Antes de conocer las medidas para saber cómo ayudar a las abejas y proteger sus ecosistemas, lo primero que tendríamos que hacer es tomar consciencia del problema. No solo sirve con educar a los niños en materia de salud medioambiental, también hay que reeducar a los adultos para preservar los entornos en los que estos insectos pueden subsistir. De ello depende no solo el medioambiente, sino también la economía global. Pero vayamos poco a poco.

Consejos para ayudar a las abejas

Tal vez vivas en la ciudad y pienses que no está en tu mano ayudar a las abejas, pero te equivocas. Con unos pequeños gestos puedes proteger sus ecosistemas y fomentar un tipo de hábitos que favorezcan supervivencia y su esencial trabajo. Aquí van unos consejos:

1. No utilices pesticidas

Se ha comprobado que muchos de los tipos de pesticidas que se utilizan en la agricultura para eliminar ciertas plagas pueden ser nocivos para las abejas. Controlar su uso, sobre todo, en jardines o parques, no solo es vital para respetar ese ecosistema en concreto, sino para evitar que otro, aquel al que vuelven las abejas después de la polinización, pueda verse contaminado. 

Antes de utilizar pesticidas de forma irrespetuosa con la fauna de tu jardín, aplica otros métodos menos invasivos como la introducción de agentes orgánicos o insectos, inofensivos para ti, pero depredadores para aquellas plagas que quieres mantener a raya. 

2. Planta flores silvestres, locales y diversas

Si tienes un jardín o la posibilidad de plantar plantas en un espacio natural, mucho mejor que sean silvestres, locales y diversas. Al igual que nosotros intentamos llevar una dieta equilibrada, la alimentación de las plantas no requiere menos. Por eso, la diversidad de plantas silvestres derivará en una floración constante que les permitirá a las abejas alimentarse en cada momento del año. En cuanto a la etiqueta de local, siempre serán más complementarias aquellas plantas autóctonas de un hábitat en el que han crecido las abejas nativas.

Además de plantar semillas locales, hacerlo de una forma sostenible ayudará al ecosistema que estamos intentando proteger. La mejor manera de hacerlo es comprobando que no lleven o hayan llevado neonicotinoides. Estos pesticidas nunca abandonan la planta y pueden hacer que el suelo en el que crecen otras plantas también sea tóxico a futuro.

3. Mantén un jardín más asilvestrado

Ni todas las abejas son reinas, ni todas viven en colmenas. Por eso, preservar aquellos recovecos de tu jardín más descuidados es una buena medida hacia las abejas, obreras y solteras, que cuando han realizado su tarea necesitan un rincón acogedor para anidar sus huevos. Un césped homogéneo y bien cortado es para ellas el equivalente a un desierto para los humanos.

Es lógico que ya que tienes un jardín quieras cuidarlo y mantenerlo lo más pulcro posible, pero esto a las abejas les viene fatal: su hábitat se desnaturaliza y les obliga a buscar otro hogar en el que anidar. Para evitar esto, basta con permitirte un jardín, al menos por partes, más asilvestrado. Las hojas, el césped alto o la tierra compacta les ayuda a construir sus nidos. Además, aunque estéticamente pueda resultar menos bonito, será un jardín mucho más real.

4. Compra miel local

Los apicultores realizan una tarea fundamental produciendo un alimento como la miel y encargándose de recoger los enjambres que están llenos. Comprar miel local ayuda a los apicultores a cubrir los costes de su trabajo y, además, nosotros nos beneficiamos de un producto rico en vitaminas.

5. Dejar agua cerca de sus refugios

Como si fueran corredores de una maratón, ofrecerles agua o dejarles esta fuente de energía a mano les ayudará a desempeñar su tarea sin atorarse. Si están muy cansadas durante el proceso de polinización y no consumen agua, podrían morir. Dejarles una tapita con agua cerca de sus refugios ayudará a que estos insectos puedan seguir trabajando sin mayores complicaciones.

¿Qué pasa si se extinguen las abejas?

Según especialistas, como el docente de la Facultad de Zootecnia y Ecología de la Universidad Autónoma de Chihuahua, Luis Raúl García; de las abejas polinizadoras depende el 60% de polinización mundial. Ellas realizan una función imprescindible para que las flores sean fecundadas para dar sus frutos y todo lo que ello implica.

En palabras de National Geographic, “una tercera parte de los alimentos dependen de las abejas”, pero es que ellas mismas, como base de la cadena trófica, suponen el alimento de miles de especies. Los pequeños mamíferos se alimentan de ellas y a su vez estos son el alimento de otros mamíferos más grandes. Así hasta completar una cadena alimenticia que parece peligrar.

Ya sean abejas de invernadero o silvestres, reinas u obreras, todas cumplen su función. La nuestra ahora debe ser proteger a las abejas para que ellas puedan seguir trabajando para evitar una crisis alimentaria. Retomando el análisis de Luis Raúl García: “sin las abejas, en un aproximado de 5 años el planeta se quedaría sin vida”. De ahí la importancia de saber cómo ayudar a las abejas.

Cosas que no sabías de las abejas

Ya sabes que la mayoría no viven en grupo y que no todas producen miel, pero, tal vez lo que no sabías es que la mayoría tampoco pican. La mayor parte de las abejas que podemos encontrar en el planeta son demasiado pequeñas para picar y, además, no les sale a cuentas. Picar implica morir, ya que con el aguijón dejan una parte de su tracto digestivo que les impide sobrevivir a su propio ataque. Es más, si una abeja madre muere después de hacerlo, sus crías morirán sin ella.

Hay que tener en cuenta que no todas las abejas son melíferas, por lo tanto, no hay una colonia por la que dejarse la vida si fuera necesario. De hecho, si ellas lo hacen es porque se ven realmente amenazadas. Decimos ellas porque los machos no tienen siquiera aguijón.

Otra curiosidad más que igual desconocías es que, como los toros, las abejas no pueden percibir bien el color rojo. Por eso nunca verás colmenas de apicultores pintadas de este color. Ellas tan solo perciben dos colores primarios, amarillo y azul, y algunas de sus variantes. Así que, si vas a plantar unas bellas flores en tu jardín esta primavera, ya lo sabes: ellas prefieren los tonos pastel.

Si te has apuntado todos nuestros consejos sobre cómo ayudar a las abejas, quizá el siguiente paso sea tomar nota sobre uno de los actuales problemas del medio ambiente: los microplásticos.

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