Por qué limpiar el mar
Antes de decidirnos a colaborar con Gravity Wave para recoger el plástico del mar, llevamos a cabo un análisis detallado de todas las opciones disponibles para tener un impacto positivo en el planeta. Además de consultar a personas expertas en la materia, entre otras cosas, realizamos encuestas en las que preguntábamos a distintas personas qué opción les parecía más interesante: reforestación, agua potable, reciclaje urbano…
La respuesta fue sorprendente y abrumadora: casi una de cada dos se decantaba por proyectos de recogida de plásticos y limpieza de océanos.
Y es que los océanos cubren el 70 % de la superficie terrestre. Son muy efectivos absorbiendo dióxido de carbono (el principal causante del cambio climático) y un excelente sumidero de calor. Toman la energía de la atmósfera y la reparten por todo el globo, regulando el clima y dando forma a casi todos los patrones meteorológicos.
Por eso dedicamos todos nuestros esfuerzos a retirar plástico que de otra forma acabaría en el fondo del mar. Porque nuestra vida depende del mar.
Los océanos también son esenciales para las sociedades humanas: el 40 % de la población del planeta vive en las costas, donde se asientan 12 de las 15 mayores ciudades de la Tierra. Y la llamada economía azul, de la que forman parte la pesca, la acuicultura o el transporte marítimo, suma 1,5 billones de dólares anuales a la economía mundial.
El mar es también fuente de alimentos y de recursos de todo tipo, incluyendo elementos básicos para la fabricación de medicinas. Y tiene un valor inmenso como elemento cultural y de ocio. Es decir, el mar nos alimenta, nos entretiene, nos conecta, nos inspira y regula todos los procesos que hacen de nuestro planeta el único lugar conocido en el que la vida puede prosperar.
Pero los océanos de la Tierra también están amenazados. De acuerdo con la ONU, la sobrepesca, la degradación de los ecosistemas y la contaminación son los principales problemas que afectan a la salud de los mares.
Y de entre todas las amenazas, el protagonista incuestionable es el plástico, que en la actualidad supone el 85 % de la contaminación marina. Los millones de toneladas de este material que cada año acaban en los océanos se degradan en pequeñas partículas que después son ingeridas por los seres vivos marinos, causándoles todo tipo de daños.
El problema es serio, urgente y real. La buena noticia es que cada vez somos más conscientes de ello.
Gravity Wave es una empresa con un enfoque circular, que trabaja en la recogida, la transformación y el tratamiento del plástico y colabora con todos los sectores implicados en el mar, desde pescadores y cofradías hasta empresas.
Destinamos el 25 % de la tasa de intercambio, el dinero que ingresamos cada vez que pagas con tarjeta, a los proyectos de limpieza del mar de Gravity Wave. ¿Por qué? Porque un mar con menos plásticos es un mar más sano, un mar que puede seguir cumpliendo con sus funciones vitales para el planeta y todos los seres que lo poblamos.
La importancia del mar para el planeta y los humanos
No se sabe bien cómo ni cuándo arranca nuestra historia, pero sí que empieza en el mar. La vida surgió en el agua y hoy sigue esencialmente ligada a ella.
El fósil de un ser vivo acuático más antiguo que se conoce tiene 3700 millones de años, pero las primeras plantas empezaron a conquistar la tierra lejos del mar hace “solo” 430 millones. Durante la mayor parte de su historia en nuestro planeta, la vida solo fue posible en los océanos y los protagonistas fueron los microorganismos. Un origen diminuto y marino cuya huella sigue presente en la actualidad.
Hoy, todos los seres vivos estamos fundamentalmente compuestos por agua. El 78 % de los animales de nuestro planeta sigue viviendo en el mar y los microbios son los auténticos reyes del agua salada: juntos suman el 98 % de la biomasa oceánica.
Son ellos, en gran medida, los que hacen de los mares de la Tierra un elemento central en la regulación del clima y en los ciclos de nutrientes como el carbono o el nitrógeno, ingredientes esenciales para la vida en el resto del planeta y, en consecuencia, para las sociedades humanas y sus economías. Llevan haciéndolo así desde que el mundo es mundo.
Las cianobacterias, por ejemplo, fueron el primer grupo de seres vivos en empezar a fabricar oxígeno a gran escala en nuestro planeta, un gas que hoy es fundamental para casi todas las plantas y los animales. Lo empezaron a hacer hace unos 3500 millones de años y, claro, desde el mar. Aún hoy se estima que estos seres microscópicos producen el 20 % del oxígeno de todo el planeta.
Estas cianobacterias forman también parte del fitoplancton, un conjunto de seres microscópicos que viven en ambientes acuáticos cerca de la superficie y que funcionan, entre otras cosas, como una gigantesca máquina que bombea dióxido de carbono (el principal gas causante del cambio climático) hacia las profundidades. Además, conforman la base de la cadena alimenticia, sirviendo de comida a todo tipo de seres, desde pequeños crustáceos hasta ballenas.
Pero el mar es mucho más que sus microorganismos: es el sistema geofísico que mayor impacto tiene en nuestra vida, en nuestro presente y, sin duda, en nuestro futuro.