Qué es el hygge y cómo incorporarlo en tu vida diaria

Cuando pensamos en imágenes que transmiten felicidad, nos transportamos a atardeceres dorados, la sensación de la arena bajo los pies, o un cálido abrazo al final del día. Estas escenas, que podrían parecer sacadas de las páginas de una novela o de una película, no están tan lejos de nuestra realidad cotidiana como podríamos pensar. En realidad, el sentimiento que evocan es parte de una filosofía de vida que busca la belleza en las acciones más simples y cotidianas. ¿Qué es el hygge realmente y cómo puede ayudarte a sentirte más feliz? Te lo explicamos a continuación. 

¿Qué significa hygge?

El hygge, originario del danés, es intraducible en su totalidad a un solo término en otros idiomas, pero en esencia encapsula una atmósfera de calidez y confort. Es la sensación de bienestar que surge al disfrutar de las cosas simples de la vida, en compañía de nosotros mismos o de nuestros seres queridos. Este concepto va más allá de lo tangible, porque no se puede comprar ni vender, solo se vive y se siente. Es el arte de crear intimidad en cualquier momento, de priorizar el estar bien con uno mismo y con los demás.

Desde una cena familiar iluminada por velas hasta una tarde solitaria dedicada a la lectura acurrucado en el sofá, el estilo hygge se manifiesta en diversas formas, todas destinadas a vivir en un ambiente de tranquilidad.

La simplicidad, la autenticidad y las pequeñas alegrías, son la esencia de esta filosofía de vida, que se contrapone a un mundo que constantemente nos empuja hacia el “más” y el “mejor”. 

Cómo ser más feliz cada día con esta filosofía

Adoptar el hygge en nuestro día a día es buscar la armonía, porque cada momento cuenta y cada pequeño detalle tiene la capacidad de elevar nuestro ánimo. Si quieres saber cómo ser más feliz con uno mismo, te damos algunas recomendaciones para que el hygge te acompañe en todo momento.

  • Prioriza el confort. Y no nos referimos al lujo o la opulencia. Priorizar el confort significa crear espacios donde podamos relajarnos y sentirnos a gusto, tener esa sensación de calidez de, literalmente, estar en casa. Es decir, crear un ambiente armonioso que te de paz, no solo visualmente sino también anímicamente. 
  • Aprecia la comodidad. ¿Cuántas veces utilizamos una ropa o unos zapatos que nos incomodan o lastiman solo porque “se ven bien”? Hay situaciones en las que es necesario cumplir con un código de vestimenta, pero en el día a día es preferible usar esa sudadera que ya tiene tiempo contigo pero que te hace sentir confortable (y no hay que sentir vergüenza de eso).
  • Establece rituales. Que te permitan encontrar tranquilidad en medio del caos cotidiano. Por ejemplo, puedes empezar tu día meditando unos minutos o escribiendo tus intenciones para esa mañana, o preparar y disfrutar una taza de tu bebida caliente favorita mientras miras por la ventana y escuchas los ruidos del exterior, o sentarte en tu lugar favorito a descansar por unos minutos. 
  • Ten momentos de calidad. Dedica tiempo a actividades que realmente disfrutes, ya sea cocinar, leer, salir a caminar o simplemente tomar un baño relajante. De esta forma podemos reconectar con nosotros mismos y con lo que verdaderamente nos hace felices. Los momentos de calidad no están solo en las vacaciones, los viajes o las salidas, están en el día a día y en acciones cotidianas. 
  • Cultiva relaciones significativas. ¿Para qué desperdiciar el tiempo en relaciones tóxicas que absorben nuestro tiempo y nos hacen sentir mal? El hygge también se trata de las personas con las que compartimos nuestra vida, ya sea con familiares, amigos, o incluso mascotas. Las reuniones íntimas, donde se comparten conversaciones profundas o se disfruta de la compañía mutua en silencio, nos dan apoyo emocional y crean lazos afectivos. 
  • Practica la gratitud. La gratitud nos enseña a valorar lo que tenemos en lugar de anhelar lo que nos falta. Practicar la gratitud diariamente, ya sea a través de un diario o simplemente reflexionando unos momentos antes de dormir sobre las cosas por las que sentimos agradecimiento, puede transformar nuestra percepción de la vida y aumentar el bienestar general y la felicidad.
  • Desconecta para reconectar. El hygge nos invita a desconectar de lo digital para reconectar con el mundo real. Vivimos pegados a las pantallas y el tiempo que pasamos haciendo scroll es tiempo que perdemos en autocuidarnos. Ya sea paseando por la naturaleza, practicando yoga, o simplemente disfrutando de una conversación cara a cara, alejarnos de los móviles (y la influencia de las redes sociales) nos ayuda a recargar energías y a centrarnos en lo que realmente importa. 

Cómo lograr una decoración estilo hygge

Como comentamos, el hygge también tiene un estilo de decoración que podemos reflejar en cada elemento que compone nuestro entorno. Aquí te damos algunas claves de la Revista Architectural Digest España para incorporar el hygge en tu hogar:

  • Luz natural. Utiliza cortinas ligeras que permitan el paso de la luz pero que también ofrezcan privacidad. Coloca los muebles de manera que se maximice la exposición a las ventanas, asegurando que cada rincón reciba un poco del sol.
  • Sensación de amplitud. Independientemente del espacio real, se puede crear la percepción de que un espacio es más amplio. Evita el desorden, elige muebles acorde al tamaño de la habitación y dona o vende objetos que ya no utilizas
  • Elige colores suaves. Para una decoración hygge, escoge una paleta de colores suaves y neutros como los blancos cremosos, grises cálidos, tonos tierra y pasteles suaves.
  • Texturas. Las mantas de punto grueso, cojines mullidos, alfombras suaves y tejidos naturales como lana, algodón y lino, añaden profundidad y confort a cualquier espacio.
  • Muebles con sentido. El estilo hygge incluye piezas que combinan estética con practicidad, como sofás con espacio para estirarse, muebles redondos o estanterías abiertas que exhiben objetos personales y libros. La idea es crear un espacio que invite a pasar tiempo en él, solo o acompañado.
  • Elementos naturales. Plantas en macetas, piedras, maderas sin tratar o rústicas y flores frescas son detalles que dan frescura y vitalidad. 
  • Personaliza el espacio. La decoración debe evocar sentimientos de pertenencia y felicidad, utilizando objetos personales que cuenten tu historia y te inspiren en tu día a día.

Ahora que sabes qué es el hygge, puedes tener una perspectiva nueva sobre cómo encontrar la felicidad a través de la calidad, el confort y la conexión. Esta filosofía nos ayuda a redescubrir el placer en las rutinas diarias y a valorar la belleza de lo cotidiano. En este viaje hacia cómo ser más feliz, el hygge es más que una moda pasajera, porque puede ser el camino hacia la felicidad duradera.

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