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Qué son los biorresiduos: tipos y tratamiento

Si estás aquí es porque alguna vez te has preguntado qué son los biorresiduos. Por qué todo el mundo habla de ellos últimamente y cómo puedes gestionarlos de forma correcta sin necesidad de volverte un gurú del mundillo eco friendly

En B100: The Healthy Banking te lo contamos todo, sin tecnicismos ni complicaciones, para darte a conocer cosas que seguramente no sabías. En definitiva, hablaremos de residuos biodegradables, de los buenos y de los no tan buenos, y de cómo darles una segunda vida sin cargarnos el planeta. ¡Presta atención!

¿Qué son los biorresiduos?

Vale, empecemos por lo básico. Los biorresiduos, también llamados biodesechos, son residuos biodegradables de origen vegetal o animal. Eso significa que pueden descomponerse de forma natural y convertirse en compost, biogás o simplemente desaparecer sin dejar huella tóxica si se gestionan bien. Pero ojo, no todo lo orgánico entra en esta categoría.

Según el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), los biorresiduos incluyen principalmente:

  • Restos de comida
  • Restos de frutas y verduras
  • Cáscaras de huevo
  • Posos de café y bolsitas de té
  • Césped cortado y hojas secas

Pero aquí va lo curioso: ¡no todos los residuos de origen orgánico son biorresiduos! Esto incluye lodos de depuración, residuos agrícolas (como estiércoles y purines), y ciertos residuos orgánicos biodegradables como textiles naturales, papel o madera tratada. Al no ser residuos biodegradables como tal, su tratamiento es diferente.

¿Un truco rápido para identificar si algo es un biorresiduo? Pregúntate si se descompondría solo en la naturaleza sin contaminar. Si la respuesta es sí, probablemente sea un biorresiduo.

Tipos de biorresiduos

Cuando hablamos de ejemplos de biorresiduos más allá de los restos del almuerzo, hay que tener en cuenta que hay dos grandes categorías según su origen: doméstico y municipal, e industrial o agrícola. Si sigues teniendo problemas para diferenciar aquello que se considera biorresiduo y lo que no, a continuación te lo dejamos más especificado:

1. Biorresiduos domésticos y urbanos

Son los que generáis tú, tus familiares, tus conocidos y cualquier otra persona en su casa, en un restaurante o en un colegio. Aquí se incluyen:

  • Sobras de comida cocinada o cruda
  • Restos de frutas y verduras
  • Pan duro o caducado
  • Huesos, espinas y pieles de alimentos
  • Césped cortado, hojas secas del jardín, plantas muertas

Estos son los que normalmente echamos en el contenedor marrón, que cada vez está más presente en las ciudades gracias a iniciativas como las que impulsa Ecoembes en su plataforma Circular Campus.

2. Biorresiduos industriales y agrícolas

Aquí hablamos de residuos que vienen de sectores como la agricultura, la ganadería o la industria alimentaria. Por ejemplo:

  • Restos de cosechas
  • Estiércol
  • Desechos de mataderos
  • Subproductos no consumibles de fábricas de alimentos

Estos no van al contenedor marrón de la calle, claro, pero también requieren un tratamiento adecuado de gestión y reciclaje, para evitar que terminen contaminando o emitiendo gases como el metano. 

En resumen, si algo fue parte de un ser vivo (planta o animal) y se descompone de forma natural sin generar sustancias tóxicas, es muy probable que sea un biorresiduo.

¿Cómo se deben tratar los biorresiduos?

Aquí es donde la cosa se pone interesante. Una buena gestión de los residuos biodegradables no solo evita malos olores o plagas en casa. También es una forma real y efectiva de luchar contra el cambio climático y reducir la contaminación de aguas, suelo y la producción de gas metano, responsable de aproximadamente el 30 % del calentamiento global desde la época preindustrial. Pero, ¿cómo conseguimos eso?

Recogida separada

El primer paso es separar los biorresiduos en casa. Por eso existen los contenedores marrones, destinados exclusivamente a este tipo de residuos. Cada vez más ciudades en España están implantando este sistema, aunque aún queda mucho por mejorar.

El MITECO insiste en que la recogida separada es esencial para poder aprovecharlos después en forma de compost o biogás. Si lo mezclamos todo en la basura general, perdemos ese potencial.

Compostaje

Uno de los destinos más comunes de los biorresiduos es el compostaje. Ya sea en plantas industriales o en tu propio jardín, los residuos se descomponen con ayuda de microorganismos y se convierten en un abono natural riquísimo para las plantas.

Pro tip: puedes reducir tu huella ecológica haciendo compost en casa con una compostera. Créenos, ¡es más fácil de lo que parece!

Producción de biogás

Otra opción es usar los biorresiduos para producir energía, a través de un proceso llamado digestión anaerobia. Esto genera biogás, una fuente de energía renovable que se está implementando y produciendo cada vez más en España y Europa.

La importancia de manejar los biorresiduos adecuadamente

Quizás pienses que separar una cáscara de plátano no va a cambiar el mundo. Pero si cada persona hace su parte, el impacto colectivo es brutal.

Si los biorresiduos acaban en vertederos sin control, se pudren y emiten metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO₂. Además, ocupan un espacio que podríamos usar mejor y contaminan el suelo y el agua. Es decir, es un desperdicio total. De hecho, te dejamos un dato de 2022 de Ecoembes que te hará pensar: casi el 40% de los residuos urbanos en España son biorresiduos. ¿Te imaginas el potencial que estamos desaprovechando?

Aquí te exponemos algunas razones para que empieces (o sigas) gestionando tus residuos biodegradables y aportando tu granito de arena a una sociedad mucho más sostenible y responsable. ¡Esto es todo lo que puedes aportar!

  • Reducir la cantidad de basura que va a vertederos.
  • Disminuir las emisiones de gases contaminantes. Cuando los biorresiduos no se gestionan correctamente, generan metano, un potente y peligroso gas de efecto invernadero.
  • Protección de la salud pública. La gestión inadecuada de los biorresiduos contamina el suelo y el agua, poniendo en riesgo la salud humana.
  • Aprovechar recursos que antes simplemente tirábamos para generar compost o biogás, evitando la utilización de fertilizantes químicos y combustibles fósiles.
  • Fomentar la economía circular, ya que se convierten en recursos valiosos para otros sectores, cerrando así el ciclo de vida de los materiales, tal y como te explicamos en nuestra guía de reciclaje.

Además, todo esto contribuye a frenar la degradación ambiental, ese proceso que está deteriorando nuestros suelos, bosques y océanos poco a poco. 

En definitiva, entender qué son los biorresiduos y cómo manejarlos no es solo cosa de activistas. Es algo que podemos (y deberíamos) hacer todas las personas, desde casa, con un gesto tan fácil como separar los restos de comida o el césped del jardín.

Ahora ya lo sabes: la próxima vez que te sobre comida o se te caigan hojas del ficus de tu salón, recuerda que tienes en tus manos el poder de transformar un desecho en algo útil. Porque en el mundo circular, nada se pierde, todo se transforma.

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