Obsolescencia programada: qué es y cómo puedes evitarla

La obsolescencia programada afecta nuestras vidas aunque muchas veces no seamos conscientes de ella. Esta práctica, cada vez más arraigada en la cultura de consumo actual, busca que compremos más y cada vez más rápido. Esta situación no solo afecta nuestro bolsillo y altera el presupuesto, sino que también genera un ciclo continuo de consumo y desecho. Te contamos todo lo que debes saber para evitar la obsolescencia programada y alargar la vida útil de los productos

¿Qué es la obsolescencia planificada?

Hace referencia a la práctica deliberada de diseñar y fabricar productos con una vida útil artificialmente limitada. Esto quiere decir que un producto se va a volver obsoleto, ya sea funcional o estéticamente, tras un período específico determinado previamente por el fabricante. Esta obsolescencia obliga a los consumidores a reemplazar el producto por uno nuevo, que con el tiempo se volverá obsoleto y será reemplazado repetidamente

Hace no mucho tiempo, era normal que un electrodoméstico como una lavadora o una cocina tuviera una vida útil de hasta más de 10 años. Y eran artefactos de calidad que compensaba reparar para que duraran mucho más. Hoy en día el panorama es muy diferente, porque es difícil evitar que los dispositivos electrónicos se ralenticen con actualizaciones de software o que fallen poco después de expirar su garantía.

Causas de la obsolescencia programada

Esta práctica no es accidental, sino que es el resultado de decisiones estratégicas en el diseño y producción de bienes de consumo. El objetivo es impulsar el consumo y maximizar las ganancias empresariales, normalmente a expensas de los usuarios y del medio ambiente. Aunque son varias las causas de la obsolescencia programada, podemos destacar las siguientes: 

  • Ciclos de venta. La intención de las empresas de acortar los ciclos de venta es una de las principales razones. Al diseñar productos que se vuelven obsoletos o inutilizables después de un cierto tiempo, los fabricantes aseguran una demanda constante de reemplazos. Esto se traduce en ventas recurrentes y, por tanto, mayores beneficios. 
  • Tendencias de consumo. La tecnología avanza muy rápido y la moda de las tendencia de consumo también alimenta esta práctica. Los dispositivos se diseñan para parecer desactualizados o menos atractivos una vez que se lanza un modelo más nuevo. Esto puede generar una presión social para que los consumidores adquieran las versiones más recientes, aunque los dispositivos actuales todavía sean funcionales. 
  • Publicidad y cultura de consumo. Estrechamente relacionado a las tendencias de consumo, la publicidad y las estrategias de marketing suelen influir en la percepción del consumidor sobre la necesidad y el valor de los productos. Es cada vez más común que las personas sientan la obligación de comprar lo último del mercado. 
  • Costos de producción y materiales. Algunas empresas utilizan materiales de menor calidad que disminuyen la durabilidad de los productos (y además reducen costes). Aunque esto normalmente reduce el precio inicial del artículo, a la larga conlleva una menor vida útil y más frecuencia de reemplazo. 
  • Reparabilidad. Las reparaciones tecnológicas suelen ser complejas y requieren una inversión de tiempo. Esto hace que, en muchas ocasiones, las reparaciones sean casi tan costosas como comprar un producto nuevo. 
  • Caducidad del software. En el caso de los dispositivos electrónicos, normalmente la obsolescencia se manifiesta en la forma de actualizaciones de software que ya no son compatibles con modelos más antiguos. Esto obliga a los usuarios a adquirir dispositivos nuevos para mantenerse al día con las últimas funciones y mejoras de seguridad.

La obsolescencia programada en ejemplos

Piensa en cualquier dispositivo que hayas comprado y que, de la nada, se estropeó a pesar de que estaba “casi nuevo”. No son pocos los ejemplos de obsolescencia programada que podemos encontrar en el día a día, ya que puede afectar a diversos factores y productos

  • Electrodomésticos y dispositivos electrónicos. Lavadoras, neveras, arcones, móviles, ordenadores, relojes inteligentes, son algunos de los casos más comunes. En la actualidad, estos productos se diseñan para dejar de funcionar o volverse incompatibles con accesorios o software después de un período determinado. Por ejemplo, algunos móviles tienen baterías no reemplazables o sistemas operativos que dejan de recibir actualizaciones después de cierto tiempo.
  • Software y aplicaciones. En el caso de los software, la obsolescencia se manifiesta en la interrupción del soporte para versiones anteriores de programas y sistemas operativos. Esto obliga a los usuarios a adquirir versiones más recientes, incluso cuando las antiguas satisfacen sus necesidades.
  • Ropa. Aunque no lo parezca, la industria de la moda también aplica estas tácticas. La ropa se produce con materiales de baja calidad que pierden forma o color después de pocos lavados, o siguen tendencias de moda que cambian muy rápidamente, lo que hace que las prendas parezcan desactualizadas en poco tiempo.
  • Coches y componentes automotrices. En este sector, es normal que los fabricantes incluyan componentes que tienen una vida útil limitada o que el acceso a los repuestos y reparaciones sea difícil o caro. Esto impulsa a los consumidores a comprar modelos nuevos.
  • Productos para niños. Ni siquiera los juguetes están exentos. A menudo se diseñan para ser atractivos solo por un corto período o se fabrican con materiales que no resisten el uso prolongado.

Aunque parezca que es una práctica reciente, la realidad es que no es una idea moderna. Según información publicada por la Organización Mundial del Diseño (WDO, en inglés), el Cártel de Phoebus fue una organización internacional que controló la fabricación y venta de bombillas incandescentes en gran parte de Europa y América del Norte entre 1925 y 1939. Uno de los objetivos de la organización fue reducir la vida útil de las bombillas de 2.500 horas a 1.000 horas, persiguiendo y multando a los fabricantes que hicieran bombillas que duraran más de ese período de tiempo. 

Consecuencias de la obsolescencia programada

No es difícil imaginar las consecuencias de la obsolescencia programada en el medio ambiente y en nuestras finanzas personales. Si los productos que compramos están diseñados para durar menos, compramos con más frecuencia y generamos residuos rápidamente. Muchos de estos productos, especialmente los electrónicos, tienen componentes que son dañinos para la naturaleza cuando se desechan y no se reciclan correctamente.

Además, la fabricación constante de nuevos productos y dispositivos implica el uso de recursos materiales, energía y transporte, que dejan una huella de carbono. Este ciclo de comprar, usar poco y tirar, es un problema cada vez más grande, porque no son hábitos sostenibles y ponen en riesgo nuestro entorno. Si continuamos con este modelo de consumo, nos enfrentaremos a un futuro en el que los recursos naturales podrían agotarse, repercutiendo en la salud del planeta y la calidad de la vida humana. 

5 formas de evitarla

No es una tarea fácil evitar la obsolescencia planificada de los productos, porque requiere un cambio en la forma cómo consumimos y cómo las empresas los fabrican. Pero tampoco es una tarea imposible, por eso te dejamos algunos consejos para evitarla: 

  • Elige productos duraderos. Investiga y lee reseñas antes de comprar, para asegurar que sean marcas y modelos conocidos por su calidad y durabilidad. A veces, pagar un poco más por un artículo de mejor calidad o un electrodoméstico eficiente puede ahorrar dinero a largo plazo. 
  • Reparar en lugar de reemplazar. Siempre que sea posible (y tenga sentido), opta por reparar un producto en lugar de comprar uno nuevo. Algunas marcas dan garantías de reparación o se enfocan en la facilidad de conseguir repuestos, como valor añadido de sus productos. 
  • Productos reacondicionados. Son cada vez más comunes las plataformas y tiendas que venden productos que han sido revisados y restaurados por el fabricante original. Estos productos suelen tener una garantía de determinado tiempo y normalmente son más económicos que comprar uno nuevo. 
  • Apoyo a empresas responsables. Da prioridad a las empresas que ofrezcan garantías extendidas, repuestos y servicios de reparación. Esto incluye dar apoyo y abogar por las legislaciones que exijan a los fabricantes a ser más transparentes sobre la vida útil de sus productos, y que fomenten la fabricación de artículos duraderos y fáciles de reparar. 
  • Rechazo consciente. Adopta un enfoque minimalista consciente, cuestionando la necesidad de reemplazar productos y resistiendo a la tentación de las últimas tendencias o novedades tecnológicas, cuando los productos actuales todavía son funcionales. 

Si queremos evitar la obsolescencia programada y disminuir el desperdicio no podemos tomar acciones individuales. El objetivo es promover un cambio en la cultura de consumo y en las prácticas de fabricación a nivel global. Si hacemos elecciones conscientes y apoyamos hábitos sostenibles, podemos contribuir hacia un cambio positivo y hacia productos más duraderos y un menor impacto ambiental. Ahora que sabes todo sobre esta práctica, comienza a comprar de forma inteligente

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