¿Qué es la contaminación digital y cómo podemos reducirla?

Hay muchos tipos de contaminación, pero uno que a menudo pasa desapercibido es la contaminación digital. ¿Sabías que los cientos (o miles) de correos que guardas en la bandeja de entrada generan contaminación digital? Esta forma de contaminación se refiere a las emisiones de gases de efecto invernadero y otros impactos ambientales negativos que resultan del uso de tecnologías digitales. Si quieres saber más sobre qué es y cuál es el impacto ambiental de la contaminación tecnológica, te lo contamos aquí

¿Qué es la contaminación digital?

La contaminación digital se refiere al impacto ambiental negativo generado por la creación, almacenamiento, gestión y desecho de tecnologías digitales. Este tipo de contaminación engloba diversos factores, que van desde el consumo de energía en infraestructuras digitales, como servidores y centros de datos, hasta la generación de residuos electrónicos debido a dispositivos obsoletos o desechados. La contaminación digital no solo conlleva una huella de carbono asociada al consumo de energía de estas tecnologías, sino también un impacto en la gestión de residuos y la degradación de recursos naturales.

Te sorprendería saber que acciones cotidianas como mandar correos, navegar en la web, tener docenas de pestañas abiertas en el ordenador o usar redes sociales, tienen repercusión significativa en la contaminación digital. Los grandes centros de datos son la práctica digital que contamina más (debido a la energía que consumen los servidores que guardan toda la información), pero también todas nuestras acciones en línea suman, y mucho.

Tipos de contaminación digital

La contaminación digital proviene de dos fuentes principales: las enormes granjas de servidores que mantienen funcionando Internet (infraestructuras de red y centros de datos), y la vinculada a los equipos de consumo personal que usamos, como móviles y ordenadores. Estos dispositivos electrónicos no solo consumen energía sino que también generan basura electrónica y contaminación ambiental. 

Centros de datos y redes

Es fácil creer que el Internet está “en el aire”, ya que puede parecer así debido a la forma en que accedemos a él a través de conexiones inalámbricas como la wifi y las redes móviles. Pero, en realidad, existen ordenadores gigantes, con muchos cables y otros equipos de hardware, que hacen que el Internet funcione. Toda esta maquinaria consume una gran cantidad de energía. Además, se necesita más energía para mantener las instalaciones donde se encuentran estos centros en la temperatura correcta para evitar el sobrecalentamiento de los equipos

Cada correo electrónico que enviamos o recibimos se almacena en servidores. El correo de spam que no se borra o los correos acumulados en la bandeja están utilizando recursos para almacenarlos. Los correos no se eliminan automáticamente, muchos se almacenan durante años, lo que significa un consumo continuo de energía para su almacenamiento a largo plazo. A nivel individual, la huella de carbono de un solo correo electrónico es muy pequeña. Sin embargo, cuando consideramos la cantidad masiva de correos enviados y recibidos diariamente en todo el mundo, la acumulación total tiene una repercusión notable.

Como mencionamos, la infraestructura que sostiene el Internet es más tangible y físicamente demandante de lo que a menudo se percibe. Estos centros de datos consumen hasta un 3% del total de la energía eléctrica mundial, según datos del Data Centre World. Por suerte, son cada vez más los países enfocados en el uso de energías renovables, con el propósito de reducir la huella de carbono del sector tecnológico y mitigar la contaminación digital. 

Dispositivos electrónicos

Todos los dispositivos que tenemos (sí, incluyendo el móvil que usamos a diario), cuando llegan al final de su vida útil se convierten en lo se conoce como basura electrónica o e-waste. Esta basura electrónica no solo ocupa espacio en vertederos, sino que también puede ser una fuente significativa de contaminantes.

Los dispositivos electrónicos contienen una variedad de materiales, algunos de los cuales pueden ser reciclados, como el oro y la plata, y otros son tóxicos, como el plomo, el mercurio y el cadmio. Aunque la cantidad de estos metales en un solo dispositivo puede ser pequeña, la enorme cantidad de dispositivos electrónicos desechados cada año (61.3 millones de toneladas de residuos electrónicos, según datos de la Directiva de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) representa una valiosa fuente de recursos que puede ser reciclada. 

Consejos para reducir la contaminación digital

Ahora que conoces el impacto ambiental de la contaminación tecnológica, te daremos algunos consejos para reducirla y ser más amigables con el medio ambiente

  • Optimiza el uso de dispositivos. Todos los años salen móviles nuevos, pero eso no significa que tengas que cambiar el móvil cada vez. Si todavía funciona y cumple sus funciones, alarga su vida útil (y la de todos los dispositivos eléctricos). 
  • Correo electrónico. Como mencionamos, la acumulación innecesaria de correo genera contaminación digital. Limpia tu bandeja de entrada con frecuencia y no acumules miles de correos que nunca abrirás. 
  • Recicla y reutiliza. Todo aparato eléctrico o electrónico (AEE), que funcione con pilas, baterías o se enchufe, puede ser reciclado. Para reciclarlo correctamente debes llevar el dispositivo a un punto limpio o a tiendas de electrónica especializadas en la reutilización de sus componentes. 
  • Limpia el espacio y la memoria digital. Fotos, vídeos, memes, stickers, gif, que llegan a nuestros móviles y se descargan automáticamente. En general, todo lo que pueda ocupar espacio digital y que no tiene valor, es mejor eliminarlo. 
  • Apaga lo que no uses. No dejes encendido por tiempo indefinido los dispositivos eléctricos que no vas a utilizar. Cuando los ordenadores o tablets quedan encendidos se acaba la batería, y consumen más energía porque debes conectarlos con más frecuencia para que carguen. 
  • Almacenamiento online. Guarda en la nube los archivos importantes y que merecen ser conservados. Revisa constantemente los documentos, imágenes o vídeos y elimina aquellos que ya no sean de interés. 

La contaminación digital es un problema real y creciente, vinculado estrechamente con nuestras actividades cotidianas. Si queremos mitigar este problema, debemos tomar conciencia sobre cómo nuestras acciones en línea y el uso de dispositivos electrónicos impactan el medio ambiente. Reducir la contaminación digital no solo es beneficioso para el planeta, sino que también nos empuja hacia un uso más consciente y sostenible de la tecnología.

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