¿Cómo afecta el fast fashion al medio ambiente?

Seguramente has visto alguno de los vídeos de vertederos de basura gigantes donde hay toneladas de ropa desechada. Esta triste imagen es cada vez más común, porque la moda rápida, aunque es más barata para las personas, le sale muy cara al planeta. ¿Alguna vez te has preguntado qué impacto tiene el fast fashion en el medio ambiente? En este post revelaremos la cara oculta de la moda que muchas veces se prefiere ignorar

¿Qué es el fast fashion?

Literalmente, el fast fashion se puede traducir al español como moda rápida. Consiste en un modelo de negocio en el que se prioriza la rapidez con la que se producen las prendas de ropa, por encima de la calidad o la durabilidad de la misma. Es un modelo que busca adaptarse constantemente a las últimas tendencias de moda, ofreciendo al consumidor una amplia gama de diseños a precios sospechosamente bajos

El resultado es que las personas pueden cambiar todo su armario cada temporada y por muy poco dinero, pero la factura real la paga el planeta. Porque de la misma forma que compramos con rapidez, también desechamos con la misma rapidez. Aunque todavía las prendas de ropa están en buen estado y pueden ser usadas una temporada más. 

Las marcas asociadas a esta práctica lanzan colecciones de ropa a un ritmo vertiginoso, normalmente inspiradas en las tendencias que se observan en las pasarelas, celebridades o en las redes sociales. De modo que, en pocos días, las marcas de moda rápida ya tienen en su inventario una imitación de esas prendas que, aunque son más económicas, son de peor calidad y duran menos.

¿Cómo afecta el fast fashion al medio ambiente?

Como mencionamos, el ciclo del fast fashion se repite en sí mismo, porque incentiva a las personas a innovar constantemente el armario y ofrece precios más económicos, lo que permite comprar con más frecuencia, al hacer esto se desecha la ropa rápidamente, dejando más espacio en el armario para ser llenado nuevamente con las nuevas tendencias que imitan las marcas de fast fashion. Una y otra vez, cada temporada

La vida útil de esta ropa suele ser corta, pero además la moda rápida afecta negativamente la percepción del valor de estas prendas. El consumidor está constantemente expuesto a nuevas tendencias por precios muy bajos, por lo que se puede desarrollar una actitud de menor aprecio por la ropa, viéndolas como objetos desechables

Pero toda esta rapidez tiene un coste. Para mantener precios bajos y tiempos de producción cortos, muchas empresas de moda fast fashion recurren a prácticas de manufactura que pueden ser cuestionables desde el punto de vista ético, y son totalmente cuestionables desde una perspectiva ambiental. En algunos casos, incluso, usando mano de obra barata de países en desarrollo o con condiciones laborales precarias, como explica un estudio de la Universidad del País Vasco

Contaminación de la moda rápida

Para el medio ambiente, cada prenda de ropa le cuesta recursos finitos como agua o energía, y genera una gran cantidad de residuos textiles. Según datos de Greenpeace de 2023, se utilizan 2.700 litros de agua para producir una camiseta de algodón, y esta cifra asciende a los 7.500 litros de agua si se produce un vaquero. La contaminación del fast fashion también se refleja en el agua, no solo porque se utilizan cantidades ingentes para producir una prenda, sino que también se utilizan productos tóxicos para teñir o estampar las telas. Esta agua (que termina desembocando en ríos y mares) no se puede volver a utilizar, y sigue su ciclo de contaminación porque puede afectar potencialmente a la vida silvestre y marina

Las fibras sintéticas en la fabricación de ropa, que derivan principalmente de combustibles fósiles como el petróleo, liberan microplásticos durante el proceso de lavado. El poliéster, un tipo de plástico comúnmente encontrado en la mayoría de las prendas, es uno de los principales contribuyentes a esta forma de contaminación de la moda rápida. Según datos del Parlamento Europeo, se vierten 700.000 fibras microplásticas en la producción de una sola carga de ropa de poliéster. Por lo tanto, el 35 % de los microplásticos primarios liberados en el medio ambiente provienen del lavado de ropa sintética que se hace durante su producción. 

Todo esto sin mencionar la cantidad alarmante de desperdicio textil. 101 millones de toneladas de ropa acaban en los vertederos cada año, según cifras de 2023 de Business Insider. ¿Y dónde hay espacio para tantos desperdicios? La mayoría terminan en vertederos de todo el mundo, destacando los más grandes en Kenia (África), y Atacama (Chile), con ropa procedente de Asia, Europa y América, como explica National Geographic. Estas toneladas de desperdicios tienen un impacto directo en la salud de la población local, la fauna y flora silvestre y el ecosistema. Ya que la mayoría de estas prendas no son biodegradables, y pueden tardar siglos en descomponerse.  

¿Qué debo hacer si no quiero comprar fast fashion?

Ahora que sabes qué es la moda fast fashion, lo ideal es buscar otras alternativas si quieres cuidar el planeta. Te dejamos algunos consejos prácticos para consumir una moda más sostenible y ética

  • Apuesta por la calidad. Es mejor optar por prendas de alta calidad que estén diseñadas para durar más. Aunque en un principio suelen ser más caras, a la larga se ahorra dinero al no tener que reemplazarlas con frecuencia. En este sentido es mejor optar por prendas atemporales y no dejarse guiar tanto por las tendencias. Eso sí, revisa que estas marcas estén comprometidas con la sostenibilidad y la ética laboral. Busca certificaciones y sellos que respalden sus prácticas, como Fair Trade o B Corp.
  • Moda de segunda mano. Empecemos por quitar el estigma a comprar ropa de segunda mano. No solo estamos ahorrando dinero, sino que también evitamos que prendas perfectamente usables terminen en los vertederos. Explora tiendas, mercadillos o aplicaciones de ropa usada. Con una lavada se pueden usar sin problema, y alargamos su vida útil. 
  • Repara y reutiliza. Antes de deshacerte de una prenda por un pequeño desperfecto, considera repararla. La customización y el DIY (hazlo tú mismo) pueden darle una nueva vida a tu ropa y crear prendas originales. Además, el upcycling está de moda.  
  • Intercambia ropa. Bien dice el dicho “la basura de uno puede ser el tesoro de otro”. Puede que tu ya no quieras esa prenda porque ya no te gusta o no te queda, pero seguramente a alguien de tu círculo de amistades le gustará. Organiza intercambios de ropa con amigos y familiares para renovar tu armario sin contribuir al fast fashion. 
  • Renta y alquila. ¿Cuántas veces compramos un vestido o un traje para asistir a una boda y después nunca más lo usamos? Para ocasiones especiales, puedes alquilar tu outfit en lugar de comprar uno nuevo, que después del evento quedará olvidado en el armario. Muchas empresas ofrecen servicios de alquiler de ropa de alta calidad y de diseño.
  • Consumo consciente. Antes de llenar el carrito de la compra, es mejor preguntarse ¿realmente es necesario comprar esa prenda?, ¿no es suficiente con los tres abrigos que ya tengo en el armario?, ¿realmente necesito otro más o es un capricho?, ¿acaso puedo seguir usando lo que ya tengo? Sé sincero con las respuestas y piensa que comprar menos y elegir mejor no solo es bueno para el planeta, sino también para tu bolsillo.

Ahora sabes qué es la moda rápida o fast fashion, y cómo está perjudicando al planeta. Si ninguna de estas razones te ha convencido aún, piensa que este mercado es muy homogéneo y repetitivo, es decir, todo luce igual. Si eliges marcas independientes y sostenibles, ropa de segunda mano o adaptas las prendas para darle una nueva vida, también estás encontrando tu estilo único, que realmente te representa y que no limita tu expresión personal con estampados y diseños, literalmente, de fábrica. 

Al final, lo importante es que el planeta no pague la factura del fast fashion. 

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